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Denuncia al Defensor del Menor por bullying consentido a un alumno con TDA/H

 

blogfondoVagabundo

Una vez más, un nuevo caso de acoso escolar sale a la palestra en forma de denuncia. Denuncia archivada por Fiscalía. Una más, una vez más. Las analogías desgraciadamente con el caso de mi hija y mías propias son llamativas y alarmantes por el grave daño que se infringe a víctimas y familiares. Como bien expresa el denunciante, ya no sólo se trata de un caso de acoso escolar, sino, tanto o más grave, también de acoso institucional hacia la familia, cuando esta, harta de ninguneos y cínicas respuestas del entramado educativo, se ve obligada a denunciar. La Fiscalía, esa que tiene el deber institucional de velar y garantizar los derechos del menor hostigado tampoco parece poner el celo debido y una vez más, como ocurriese en mi caso, archiva la denuncia. Debe ser más práctico defender a menores acusados que a menores víctimas de los mismos. Debe ser más conveniente a su vez estar al lado de las instituciones que desdecirlas y obligarlas judicialmente a cumplir con sus deberes garantes hacia su alumnado. Que me lo digan a mí

http://elcuadernodeguillermonoacoso.blogspot.com.es/2010/08/acoso-escolar-e-institucional.html

http://elcuadernodeguillermonoacoso.blogspot.com.es/2010/08/la-propaganda-goebbeliana-de-la-junta.html

Como respuesta viciada por la Administración educativa, a través de Inspección, se responde a estas graves acusaciones y actos denigrantes hacia la víctima, como sistemáticamente se repite una y otra vez: “ las actuaciones y compromisos han sido los adecuados”. Caso archivado. Uno más.

La “posible paranoia” de afectados y familiares debería ser estudiada detenidamente por las autoridades sanitarias, dado que si bien sólo salen a luz pública escasos casos -los más graves- se estima que un 25% de la población puede estar afectada por esta “enfermedad mental”

 

Padre de Ayamonte lleva al Defensor del Menor un presunto acoso escolar a su hijo, diagnosticado de TDAH

Jesús Torres

  Luis Manuel Arraiz Vicente, padre de un menor de 9 años que hasta el pasado mes de marzo se encontraba escolarizado en el Centro de Educación Infantil y Primaria Moreno y Chacón de Ayamonte, ha puesto en conocimiento del Defensor del Menor de Andalucía lo que considera un caso de “acoso escolar continuado” contra su hijo en dicho colegio, “a manos de otro menor de su misma clase”.

  Según el encabezamiento del escrito remitido el pasado mes de febrero por Arraiz al Defensor del Menor de Andalucía, al que ha tenido acceso Andalucía Información, “esta es la historia de un acoso escolar a mi hijo de 9 años, seguido de un acoso institucional a mi familia”.

  Y es que en dicho escrito narra con todo lujo de detalles y por orden cronológico, una situación que se inició “hace un año”, sobre la que al principio “pensamos que eran cosas de críos; luego que las reiteraciones eran casualidad; y finalmente comprendimos que era todo deliberado”.

Según también relata, el asunto es aún más grave teniendo en cuenta que su hijo está diagnosticado de TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad), por lo que “necesita, por ejemplo, que se le hagan los exámenes orales y no escritos, a lo que se han negado en ese colegio”, y por lo que “es como si en lugar de nueve años, tuviese aproximadamente dos menos”.

Por otra parte, Arraiz ha relatado a este periódico que su hijo fue objeto de “brutales palizas”, la última “con derribo a patadas en los huevos y remate a patadas en la cara”, lo cual fue siempre considerado por los responsables del centro como “una pelea” y “a las que no se prestaba atención” porque eran “cosas de niños”. El menor -siempre según su padre- llegaba a casa “con marcas” y “no nos contaba nada por miedo”. También “lo dejaban de lado” y por eso “lo comunicamos al centro”. El presunto acoso, además de físico “era también psicológico” ha añadido, y “se trasladó a la calle: a las fiestas de cumpleaños de los compañeros de clase o a los parques de la localidad”.

Igualmente añade que el presunto acoso a su hijo se convirtió también en “acoso a la familia” una vez que el propio Arraiz denunció por estos hechos tanto a la tutora del menor, como al director del centro. Denuncias de las que por otra parte confiesa “no tener aún noticias” y que según fuentes jurídicas consultadas por este periódico han sido archivadas.

Desde entonces -prosigue el padre- “todos han intentado tapar el tema, porque no les interesa que se sepa, y en lugar de proteger a mi hijo han mirado para otro lado y se han dedicado a protegerse entre ellos”. Incluso afirma que “han intentado hacer creer al resto de la comunidad educativa, incluidos los padres, que dejaron de hablarnos y nos eliminaron de los grupos de whatsapp, que todo era cosa nuestra”, y hasta “pudimos saber que se burlaban del niño en clase, llegando incluso a ridiculizarlo ente sus compañeros”.    

En el escrito al Defensor del menor Arraiz afirma que “en septiembre mi mujer habló seriamente de este tema al menos tres veces con la tutora y maestra, siguió el acoso; habló con la madre del acosador, siguió el acoso; habló a primeros de noviembre con el director, siguió el acoso”.

También narra que “el 14 enero de 2015 la agresión de turno es violentísima (a mi niño le dan una patada en el ojo), hay parte de lesiones, y una denuncia judicial por mi parte, contra el agresor (otro niño de 9 años pero mucho mayor) y contra la tutora y el director por no hacer nada”. El mismo día de esa agresión última, la tutora y maestra habitual del niño “les hizo hacer las paces, pregonó a toda la clase ‘ya sabéis que (…) es un pesado’ como explicación de lo ocurrido, y sentó juntos a agresor habitual y víctima”.

Desde entonces se multiplicaron los escritos y comunicaciones por distintos medios entre la familia del menor y los responsables del centro, quejándose amargamente Arraiz de no permitírsele acceder al expediente sobre lo sucedido, así como al protocolo de actuación iniciado por la Inspección Educativa. 

Finalmente, según Arraiz, el menor permaneció un tiempo sin escolarizar “porque la frase operativa del tratamiento médico a que le ha abocado el estrés por acoso es: ‘se recomienda evitación de esta situación hasta tratamiento psicológico’. Así las cosas, la familia solicitó a la Delegación el cambio de centro, lo cual se produjo en marzo, cuando fue trasladado al CEIP Galdames de la ciudad fronteriza, donde el padre asegura que su hijo “está encantado, totalmente integrado, y donde no ha tenido ningún tipo de problema”.

Por todo ello, Arraiz concluye su escrito pidiendo al Defensor del Menor que “supervise humanitariamente este caso, y los otros, que ha habido y habrá, hasta que se extirpen las malas hierbas. No estaría de más una investigación oficial”.

EL SERVICIO DE INSPECCIÓN EDUCATIVA “ACTIVÓ EL PROTOCOLO DE ACTUACIÓN”

Por su parte, fuentes del Servicio de Inspección Educativa de la Delegación Territorial de Educación, Cultura y Deporte de la Junta en Huelva, en coordinación con el centro educativo y el Equipo de Orientación Educativa, ha afirmado que activó “desde el primer momento el protocolo de actuación recogido por la administración educativa para estos casos”.

Igualmente han indicado que “desde esta misma Delegación se ha dado respuesta a todas las instancias donde se ha presentado denuncia o demandado aclaración sobre este tema”.

Por último, han señalado que “desde esta delegación territorial se hace constar la adecuada actuación del centro educativo y de la comunidad escolar de Ayamonte, que ha mostrado y demostrado su compromiso con la resolución pacífica de los conflictos escolares”.

Fuente:

http://andaluciainformacion.es/costa-occidental/

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http://elcuadernodeguillermonoacoso.blogspot.com.es/

¿Cómo afecta el TDAH a la familia y en la escuela? Entrevista a Isabel Orjales

 

OrjalesMaría Abalo Gandía

Entrevista a Isabel Orjales, doctora en pedagogía y profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Psicología de la UNED, que nos desvela las claves de los efectos del TDAH en la familia y la escuela. Para esta especialista, los padres sienten una enorme presión cuando su hijo presenta síntomas de tdah y para los niños con este trastorno neurológico, los deberes son una verdadera pesadilla en el colegio.

Pregunta: Si un padre sospecha que su hijo tiene TDAH, ¿a dónde debe acudir?

Respuesta: Necesitará que a su hijo le hagan una valoración médica y otra psicoeducativa.

Los padres también deben tomar conciencia de que, aunque el diagnóstico tarde por dificultades administrativas o porque el trastorno todavía no esté claro, deberán buscar intervención psicoeducativa para mejorar los síntomas y solucionar los problemas concretos que presente el niño en ese momento.

Por lo tanto, yo recomendaría que se informen en una de las muchas Asociaciones de Padres de niños con TDAH de su provincia sobre el procedimiento que han seguido otros padres, pero también que informen al equipo de orientación de su centro educativo y a su pediatra.

En principio, por este orden, porque los primeros le darán información sobre a dónde acudir y el colegio le dará la información que el médico va a necesitar cuando realice un historial del niño.

 

P: ¿Cómo debe ser la actitud de los padres ante un niño con TDAH?

R: Los padres deben tener conciencia de que tendrán que educar a un niño desconcertante porque será inteligente y cariñoso, pero también más inmaduro en todo lo que se refiera a las funciones asociadas al lóbulo frontal.

Un niño hasta 3 años podrá parecer menor en su capacidad para controlarse físicamente (más hiperactivo o impulsivo) y controlarse emocionalmente (exteriorizará más sus emociones, las positivas y negativas). Pero, el niño con TDAH también se cansará antes en tareas que requieran atención sostenida, le costará mucho automatizar las rutinas diarias, perderá cosas, tendrá más olvidos, etc.

Los padres deberán pues, ser pacientes, ajustar sus demandas a la capacidad real de niño (para ello necesitarán apoyo de un profesional), plantearse objetivos concretos y tener una actitud vital y positiva ayudándoles a destacar sus logros. Pero, también deberán formarse en educación (con estos padres no vale ser un padre de tipo medio), aprender a reorganizar su vida para que todo sea más llevadero, buscar apoyos familiares y sociales, aprender a no caer en el sentimiento de culpa y controlar su propio estrés.

P: ¿Por qué algunos padres también reciben apoyo psicológico?

Los padres con niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad suelen ser muy culpabilizados por la propia familia, el colegio y la sociedad, quienes frecuentemente les culpan de los desajustes de sus hijos.

R: Los padres de niños con TDAH tienen niños mucho más difíciles de educar que exigen una dedicación intensa durante más años y una formación mayor en psicología y educación.

Los padres viven realmente mayor estrés, especialmente las madres que en un tanto por ciento muy elevado sufren depresión o ansiedad.

Además, al ser un trastorno con un gran componente genético, algunos padres pueden tener también un perfil de TDAH que, aunque sea moderado y hayan conseguido una adaptación normal a la sociedad, hace que sea más difícil para ellos enfrentarse a la educación de sus hijos.

P: ¿Cómo debe ser la rutina de un niño que tiene TDAH? ¿Y la de los padres?

R: El niño con TDAH se beneficia de tener una rutina clara y constante. A veces suelen necesitar ajustarse a las rutinas propias de niños más pequeños. Y a los padres les favorece crear estas rutinas porque les ayuda a ellos mismos a estar más centrados. Además,  el niño se siente más tranquilo, se comporta mejor, cuestiona menos lo que debe hacer y la vida familiar se hace menos estresante.

P: ¿Cuáles son las señales de alerta para que un niño reciba orientación educativa en el centro escolar?

R: Yo destacaría dos situaciones. Por una parte, cuando el niño o niña manifiesta un comportamiento o un rendimiento académico problemático que no responda fácilmente a las medidas educativas habituales. Por otra, cuando un niño/a tenga un comportamiento adaptado y un rendimiento suficiente, pero inferior a su capacidad a costa de una dedicación de horas y un apoyo desmedido en casa con gran desgaste emocional.

P: ¿De qué forma influyen las exigencias de la escuela (deberes, actividades extraescolares, aprendizaje de idiomas…) en el desarrollo del TDAH?

R: Los deberes condicionan muchísimo y de forma muy grave. En España se da por hecho que los niños deben tener una jornada de trabajo superior a la jornada laboral de un adulto. Debe hacer deberes después de las 8 horas de estancia en el colegio, debe trabajar los puentes, fines de semana, Navidades y, la mayoría hasta en vacaciones de verano. Y los deberes son iguales para todos los niños, independiente de lo que sepan, de lo que hayan trabajado en clase, de sus notas y de su capacidad intelectual.

Los deberes son una verdadera pesadilla para los niños con TDAH. También son la fuente de mayor estrés y motivo de muchos síntomas de ansiedad en padres e hijos.

Una hora de deberes para un niño sin TDAH se convierte en 3 horas para un niño con TDAH porque está agotado, desmotivado y no tiene un profesional al lado (sino a su madre, normalmente). Si a las tareas habituales hay que añadir, los trabajos no terminados en clase y las tareas que necesita reforzar (normalmente, lectura, caligrafía o matemáticas…), los deberes se convierten en una pesadilla para el niño y su familia. Son un motivo de sanciones constantes: porque olvidó apuntarlos o traer el libro, porque no quiso hacerlos, los realizó mal o bien pero con mala presentación.

El aumento de la exigencia en los idiomas favorece el fracaso escolar y todavía complica más la situación en casa. Todo ello debido a un sistema que da por hecho que gran parte del trabajo debe realizarse en casa sin padres profesionales de la educación y que desconocen esos idiomas. Las actividades extraescolares deberían ser un respiro para el niño, la posibilidad de desarrollar habilidades para los que realmente valen y que les hacen sentir, por una vez a la semana, válidos y relajados. Pero la mayoría no tienen tiempo para realizarlas porque deben sobrevivir al sistema escolar.

P: ¿Cuáles son las principales dificultades del aprendizaje de un niño con TDAH?

R: Hay que distinguir entre las dificultades de aprendizaje derivadas de los síntomas de TDAH, como podría ser la pérdida de información en las explicaciones en clase, no terminar tareas o exámenes por falta de tiempo, impulsividad en la realización de los problemas de matemáticas, errores por no atender a detalles en las tareas, mal rendimiento en los exámenes por no saber expresar de forma completa y ordenada lo que oralmente se saben a la perfección, etc.

Pero más de la mitad de los niños con TDAH tienen dificultades de aprendizajes tan intensas que justifican un diagnóstico específico de Trastorno del Aprendizaje (lo que antes se llamaba dislexia, discalculia, disortografía…). Todo niño de 8 años que se evalúe de TDAH debería ser evaluado para descartar trastornos específicos del aprendizaje, porque muchas veces quedan sin diagnóstico.

P: Un niño con TDAH, ¿puede ser buen estudiante o se comprometen el resto de aprendizajes?

R: En nuestro sistema escolar, con una larga jornada escolar a la que se añaden cantidades irracionales de deberes y en el que no se individualiza el aprendizaje, las dificultades para que un niño con TDAH sobreviva, ya no digo con buen rendimiento, sino con un rendimiento suficiente a Educación Secundaria y Bachillerato son inmensas.

En Primaria, muchos niños pueden aprobar e incluso sacar buenas notas (especialmente hasta 4º de primaria), pero a costa de un gran apoyo de los padres y una gran dedicación extraescolar. Existen niños con TDAH y altas capacidades cuyas buenas capacidades pasan desapercibidas, y muchos niños con sobredotación que no son diagnosticados por TDAH porque se les considera vagos y que se aburren en clase.

P: ¿Cuál debe ser la actitud de los profesores frente a un niño con TDAH?

R: Los profesores deben tener una actitud de aceptación, es decir de conocimiento de que existe un trastorno que condiciona que ese niño tenga un comportamiento determinado, pero también de interés por formarse y colaborar con los especialistas y los padres, sin olvidar la actitud de profesionalidad, para saber qué técnicas emplear para ayudarle, y de compromiso, para sacar al chico o la chica adelante.

P: ¿Cree que las escuelas están preparadas para atender las necesidades de los niños con TDAH? ¿Existe un protocolo de actuación común para estos casos o éste depende de las directrices de cada centro educativo?

En España, los colegios todavía no están preparados para atender las necesidades educativas de los niños con Trastorno por Déficit de Atención o Hiperactividad.

R: Las escuelas no están preparadas por desconocimiento del trastorno (saben qué es en general pero todavía persisten muchos mitos sobre el TDAH). Además, el sistema no acompaña porque en muchas comunidades no hay un protocolo claro de actuación y cuando lo hay, el centro lo desconoce. De hecho, muchas veces son las asociaciones de padres las que tienen que informar a los centros sobre lo que hacer. También, porque, al final, el niño está en su aula dependiendo de su profesor (son de los pocos profesionales que trabajan sin otro adulto presente) y muchas cosas dependen al final de su buena formación, su buena actitud y su deseo de ayudar.

http://www.elbebe.com/educacion

Psicoestimulantes y anorexia nerviosa

anorexiaJoaquín Díaz Atienza

Debido a la presentación de tres casos de anorexia nerviosa en adolescentes diagnosticadas previamente de TDAH subtipo inatento y tras el inicio de tratamiento con metilfenidato y lisdesanfetamina, desearía exponer algunas observaciones que considero son importantes para los padres y para los profesionales.

ANTECEDENTES BIBLIOGRÁFICOS

  1. Ante la incidencia de los casos mencionados he realizado una búsqueda en MEDLINE y, no sólo no he encontrado nada respecto a la posibilidad de que los psicoestimulantes puedan desencadenar en determinados casos y/o etapas de desarrollo un trastorno alimentario, sino que, los escasos artículos encontrados, hacen referencia a posibles beneficios terapéuticos, especialmente en la bulimia nerviosa.

  2. El primer artículo publicado  (SCHWEICKERT y col, 1995) hace referencia a un caso de bulimia nerviosa en una paciente con antecedentes de TDAH diagnosticada a los siete años y tratada con metilfenidato hasta la edad de 10 años. Debido  a la presentación de irritabilidad, a la edad de 10 años se le retira el metilfenidato y se le prescribe la pemolina magnesio. A la edad de 12 años se deja sin tratamiento reapareciendo algunos síntomas de TDAH. A los  13 años,  coincidiendo con el divorcio de sus padres, presentó una bulimia nerviosa con abuso de múltiples drogas. A los 17 años se le prescribe el metilfenidato mejorando todos los síntomas del trastorno alimentario, según los autores.

  3. Drimmer (2003) de la Universidad de San Diego (EEUU) describe tres casos clínicos, mujeres de 42, 31 y 21 años, diagnosticadas de TDA (subtipo inatento) que mejoraron en la ingesta compulsiva tras la prescripción de metilfenidato en una de ellas, y anfetaminas en las otras dos. Lo que no describe el autor es la evolución del cuadro bulímico, si se resolvió definitivamente, o derivó hacia una anorexia nerviosa restrictiva.

  4. Finalmente, Lena y col (2001) publicaron el caso de una paciente con anorexia nerviosa que mejoró tras la administración de metilefinidato. Estos autores encontraron la indicación de psicoestimulantes en el hecho de que había sido una alumna con serias dificultades académicas, realizando un diagnóstico de TDAH subtipo inatento.  Recomiendan algunas indicaciones (perfil cognitivo) en donde se debería contemplar la prescripción de psicoestimulantes.

COMENTARIO

Que se me hayan presentado tres casos de anorexia nerviosa en pacientes diagnosticadas de TDAH subtipo inatento podía ser pura coincidencia o, por el contrario, tener alguna explicación fisiopatológica. Dos estaban en tratamiento con metilfenidato  30 mg/día y otra con lisdesanfetamina 50 mg/día. No se trata de la inapetencia secundaria a la prescripción de psicoestimulantes y atomoxetina conocida por todos, sino de un cuadro restrictivo encaminado a la pérdida de peso, con distorsión de la imagen corporal y la presentación de conductas compensatorias, especialmente el ejercicio físico intenso.

Mi consulta en Medline tenía como objetivo documentarme sobre situaciones clínicas parecidas, así como de las medidas terapéuticas utilizadas en estos casos. Pueden imaginarse mi sorpresa cuando observo que no hay ABSOLUTAMENTE NADA PUBLICADO!!. Todo lo contrario, me encuentro  con la descripción de algunos casos en donde se habían prescrito, tanto en la bulimia nerviosa, como en un caso de anorexia.

Empíricamente al menos, los psicoestimulantes y la atomoxetina deberían estar contraindicados en los trastornos alimentarios; más aún, en púberes y adolescentes que estén en tratamiento, deberíamos tener presente la posibilidad de que puedan presentarse y fundamentos neurobiológicos relacionados con la ingesta de alimentos no faltan: Guido Frank, investigador y especialista en psiquiatría infantil de la Universidad de San Diego, puso de manifiesto a través de técnicas de neuroimagen funcional el incremento de la actividad dopaminérgica en los ganglios basales de pacientes con anorexia nerviosa, justamente lo que hacen los psicoestimulantes en los pacientes con TDAH. Por tanto, mientras no se demuestre lo contrario, no se deberían prescribir los psicoestimulantes en pacientes con TCA; por el contrario, ante pacientes en edad puberal y adolescentes en tratamiento por TDAH, debemos reforzar nuestra precaución interrogando en los seguimientos sobre corporalidad e ingesta. Sospechemos cuando existe una pérdida de peso imprevista y ante aquellas situaciones en las que las pacientes se resisten a reajustes a la baja del tratamiento.

Fuente:

http://tdahalmeria.com/psicoestimulantes-y-anorexia-nerviosa/#